martes, 28 de octubre de 2025

MELORDAÑA: LA FOZ QUE SE HIZO ESPERAR

 

Foz de Melordaña – Parque Natural de Redes

11 de octubre de 2025


Las rutas más bonitas son las que se hacen esperar, y la Foz de Melordaña nos lo demostró con creces.

La primera vez que lo intentamos, allá por el mes de Abril, el día amaneció lluvioso. Aun así, salimos con ilusión, decididos a recorrerla. Al acercarnos al punto donde el camino se adentra en la foz, nos dimos cuenta que el terreno estaba muy embarrado y resbaladizo por lo que cruzar resultaba arriesgado. La prudencia pesó más que las ganas y dimos la vuelta, empapados y de barro hasta las cejas pero con la promesa de volver.

La segunda vez que la programamos ni siquiera llegamos a salir, puesto que  las previsiones meteorológicas no eran buenas, así que preferimos no arriesgar. Esta es una ruta para disfrutar con calma, y cuando el terreno sea apto para permitir avanzar con seguridad. Por fin, el 11 de octubre, el día se presentó perfecto para intentarlo de nuevo. El cielo despejado, la temperatura ideal y los colores del otoño nos recibieron en Orlé, el encantador pueblo del concejo de Caso desde donde parte la ruta.

El sendero arranca suave, siguiendo el curso del río Orlé, que nos acompañó durante todo el recorrido. A cada paso, el paisaje se volvía más bucólico: avellanos, robles, hayas, y ese musgo verde intenso que se adhiere a las piedras que van marcando el camino. Las pequeñas cascadas y el sonido del agua ponían la banda sonora perfecta a la subida.




La pendiente se hizo notar, sobre todo en algunos tramos, pero el entorno lo compensaba con creces. Alcanzamos la Casa del Cazador, antigua construcción en no muy buen estado de conservación, que servía de refugio, y tras un breve descanso para reponer fuerzas, nos adentramos en la parte más emocionante: la Foz de Melordaña.




El paso por la foz fue una gran aventura. Las paredes de roca se estrechan y el sendero se va perdiendo para dar paso a piedras gigantes que van poniendo a prueba a nuestros cuádriceps . En más de un tramo hubo que ayudarse unos a otros, ofreciendo manos, apoyos y ánimos. La colaboración fue ejemplar, y hasta los más prudentes se armaron de valor y se animaron a cruzarla con todas la ganas.



De repente, estábamos en el punto más alto y, casi sin esperarlo, tras el último paso entre rocas, el paisaje se abrió de golpe. De la estrechez de la foz se pasó a la amplitud de la Majada de Melordaña, un lugar que sorprende por su belleza. Ante nuestros ojos, una extensión verde rodeada de montañas y silencio. Sin duda un regalo inesperado después del esfuerzo. Aprovechamos lo espectacular del lugar para descansar un ratito y para hacer la foto de grupo.




MAJADA DE MELORDAÑA

Después emprendimos el regreso, casi todo bajada, lo que permitió saborear el paisaje con calma.

                                         

La parada para comer la hicimos junto al río, escenario perfecto para descansar. Algunos se atrevieron a refrescar los pies, y como siempre, Celia y Marisa pusieron el broche dulce con sus postres caseros, que merecen mención especial por el mérito que tienen de subir con ellos a cuestas durante toda la ruta.

                                                 

De vuelta en Orlé, la satisfacción era general. Habíamos completado por fin la ruta que tanto se nos había resistido. El día acompañó y el grupo volvió a demostrar que, con compañerismo y buen humor, todo se logra.

Antes de regresar a casa, hicimos nuestra habitual parada en Rioseco, donde compartimos el merecido refrigerio final, risas y anécdotas de una jornada súper agradable.




¡Hasta la próxima aventura!

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Video de la ruta:





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