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HOTEL-REFUGIO DE ÁLIVA |
El día comenzó con algún contratiempo. El autocar que debía recoger a nuestros compañeros de Quintueles se averió nada más salir de la cochera, lo que obligó a esperar a que enviaran otro vehículo. Los caminantes que salimos desde Gijón lo hicimos a la hora prevista y todos nos reencontramos en La Franca, donde desayunamos antes de continuar viaje.
Todavía quedaba un buen trecho hasta Espinama y, por el camino, tocó atravesar el desfiladero de La Hermida, en obras desde hace tiempo. Temíamos que los retrasos fueran mayores, pero al final lo cruzamos con menos demora de la esperada. En Potes se quedaron algunos compañeros, que prefirieron disfrutar de un paseo por el bonito pueblo. Callejearon por sus calles empedradas, sacaron fotos en sus rincones más pintorescos y, para su sorpresa, coincidieron con el concurso de pintura rápida que se celebra allí cada año y que llena el pueblo de artistas y caballetes . Una experiencia diferente que dio un color especial a su visita, mientras el resto seguimos hasta Espinama para comenzar la caminata hacia el refugio de Áliva.
Nada más bajar del autobús en Espinama, vivimos un desagradable episodio. Varios compañeros, mientras se preparaban para iniciar la ruta, apoyaron un momento las mochilas en los bancos de madera situados junto a la tienda Casa Clara. De manera inesperada, el propietario salió gritando de forma desproporcionada y con unos modales nada propios de alguien que atiende al público. Ya habíamos tenido constancia de esta actitud cuando, en su momento, hicimos el reconocimiento previo de la ruta y tuvimos la no muy brillante idea de entrar a comprar alguna cosa, por lo que desde aquí desaconsejamos absolutamente la visita a este establecimiento.
Superado este mal rato, emprendimos la subida hacia Áliva. La pendiente es continua y exigente, pero el día acompañó: el sol no apretó demasiado y el paisaje ante nuestros ojos, fue un regalo a cada paso. Poco a poco fuimos ganando altura y las vistas sobre el macizo central de los Picos de Europa se abrían cada vez más, con las cumbres de Peña Vieja y Peña Olvidada como telón de fondo.
En el camino nos cruzamos con un grupo de burrinos muy simpáticos y sociables, que se acercaron sin miedo, y nos regalaron un momento entrañable y alguna que otra foto divertida antes de seguir avanzando.
En una de las paradas para descansar y reponer fuerzas junto a una fuente, una abeja picó en la pierna a una compañera. Afortunadamente, pudo quitarse el aguijón enseguida y la cosa no pasó de un susto. Tras un breve descanso, continuamos la ascensión.
En el refugio nos esperaban los que habían optado por subir en taxi de montaña desde Espinama, después de su paseo por Potes. Reunidos ya todos, pasamos al comedor para disfrutar de un auténtico cocido lebaniego. Estaba exquisito, no le faltó detalle, servido con generosidad, la sopa calentita, los garbanzos en su punto y la carne abundante, todo ello acompañado de la amabilidad y el buen hacer del personal del refugio, que nos atendió de maravilla y consiguió que nos sintiéramos como en casa. Una comida así, en un lugar tan especial y bien servida, se convirtió en todo un privilegio.
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COCIDO LEBANIEGO |
Tras la foto de grupo, algunos emprendimos la bajada a pie, mientras otros optaron de nuevo por el taxi. Quienes se quedaron un rato más en el refugio aprovecharon para dar un paseo por los alrededores y acercarse hasta la llamada "Casita del Rey" o “Chalet Real”. Esta pequeña construcción se levantó a comienzos del siglo XX para acoger las estancias de Alfonso XIII durante sus cacerías en la zona, y aún hoy sorprende encontrarla en este rincón de montaña.
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CASITA DEL REY |
El regreso a Espinama lo hicimos combinando parte del camino de subida con un desvío por el bosque en los invernales de Igüedri. Allí nos encontramos con un hayedo precioso y muy agradable. Finalmente, llegamos al pueblo, donde nos esperaba el autobús y también los compañeros que habían bajado en taxi.
Ya todos juntos, pusimos rumbo a Unquera, para realizar la parada del refrigerio fin de ruta y para intercambiar impresiones y anécdotas de otra jornada de senderismo, montaña y buena mesa.
¡Hasta la próxima aventura!
Video de la ruta: